16/12/16

"Prefiero los vampiros que parecen humanos pero son monstruos por dentro".

Mitjans, durante una de sus intervenciones en el MOOC Mujeres Coraje.
Adentrándonos ya en el Romanticismocuna del vampirismo literario -con permiso de algunos poemas que lo precedieron cronológicamente- y quizá una de las etapas más interesantes en cuanto a producción estética e influencia posterior, encontramos, por ejemplo, la obra del escocés George MacDonaldLilith (1895), una de las creaciones más oscuras del autor y actualmente descatalogada en nuestro país. De acuerdo con Mitjans, fue "la cultura occidental masculina la que a finales del siglo XIX modeló la idea de la mujer vampirizada que hoy conocemos, a través de distintas manifestaciones artísticas e incluso científicas, como expresión del miedo a su emancipación con respecto al varón, fuera éste padre o marido: el Romanticismo y el Simbolismo convirtieron a la mujer vampiro en un ser vengativo dotado de una sexualidad brutal y desenfrenada que sólo el hombre civilizado y racional podía destruir para siempre. Sin embargo, la postmodernidad consigue liberar a esta figura en obras como Nadja -película de Michael Almereyda, aunque desde nuestro punto de vista la novela de André Breton, si bien no está relacionada directamente con el vampiro, sí lo hace con la idea de liberación femenina-, Red As Blood, relato de Tanith Lee, The Addiction y The Hunger, o bien le otorga el papel de heroína siniestra que amenaza el orden patriarcal".

Lamia y el soldado (Waterhouse).
Así, la doctoranda ha reunido un compendio de trabajos previos que constituyen la base de su tesis en Historia del ArteImágenes postmodernas de la heroína siniestra. Representaciones contemporáneas de un nuevo paradigma de tipo iconográfico femenino en la cultura popular, que verá la luz próximamente. "Desde pequeña me encantan las historias de vampiros, independientemente de su calidad estética o artística; de la literatura más clásica –Drácula de Bram Stoker, a las representaciones más modernas del vampiro, como las que encontramos en Anne Rice. [...]. Prefiero los vampiros que parecen humanos pero son monstruos por dentro, personajes misteriosos, insatisfechos o atormentados por su naturaleza; me gusta que se enamoren, pero odio que se vuelvan completamente buenos o aceptados por la humanidad. Por eso me fascina Déjame entrar, de John Ajvide y la versión cinematográfica original de Tomas Alfredson, así como la peculiar visión de Jim Jarmusch en la película Solo los amantes sobreviven”.

La malograda Aliyah, como Akasha.
Precisamente, del imaginario de la escritora norteamericana surgiría el personaje de Akasha, con claras reminiscencias lilitianas. En contraposición al origen del término (akasha, आकाश, denota, según diversas doctrinas, el principio unificador de la vida, que parte de un vacío inicial o éter del cual descienden los otros cuatro elementos), el personaje que encontramos en Queen of the Damned (tanto en los libros de Anne Rice como en la película de Michael Rymer) representa a la madre de todos los vampiros "después de que el espíritu maligno Amel entre en su cuerpo a través de una herida y se fusione con su carne". Así, luego de convertir en vampiro al rey Enkil dejándole beber su sangre, "lo que le suceda a ambos también le sucederá a sus descendientes: si mueren, así lo harán sus hijos y los vampiros más débiles sucumbirán igualmente a los rayos del Sol". De esta forma, al igual que Lilith, Akasha se convierte, en la ficción, en la primera mujer vampiro de la humanidad, reina de Kemet, el Egipto más antiguo previo a la construcción de las pirámides.

Lilith, Fernando Gómez Pajarón.
A partir de aquí, podemos establecer un punto de inflexión en la evolución de Lilith como entidad demoníaca y vampírica, pero sobre todo en su evolución como mujer y en la reinterpretación dada a su libertad en su camino hacia posturas feministas. "Tal vez, uno de los ejemplos más claros y directos de la conversión de la figura de Lilith en icono feminista -apunta Bernia- sea aquél que representa a la antigua diosa convertida en mujer poderosa e independiente, desprovista de todos aquellos símbolos que la estigmatizaban como diosa del mal". Pero también en otras representaciones artísticas donde conserva su halo de malignidad y donde refuerza, con discutido acierto, esa idea de independencia paralela a esos otros logros.

Centrándonos en las diferentes ponencias que Bernia Mitjans ha defendido desde el inicio de su investigación doctoral, nos resulta de especial interés el trabajo que lleva por título La mujer vampiro. La ambigüedad femenina en la estética de lo fantástico (Universidad de Valencia, 2009), justamente por esa dualidad tan presente en el vampiro masculino e implícita en el concepto mismo de vampirismo, que los taoístas identifican con un equilibrio de fuerzas asexuado pero subsidiario por mor de ambos sexos.

Libro colectivo resultado de un congreso.
Fruto de tales comunicaciones, entre las más recientes, El renacer de Lilith. Representaciones populares contemporáneas (VII Congreso Internacional de Análisis Textual Las Diosas, UCM, 2015) y Reencarnaciones de Lilith en la cultura popular contemporánea (V Congreso sobre Arte, Literatura y Cultura Gótica Urbana, UCM, 2016), son también "las representaciones góticas y victorianas del mito del vampiro. [...]. Me gusta mucho Tim Burton, aunque Sombras Tenebrosas no está entre mis preferidas, ya que esperaba más de la película. El cine y el cómic son los pilares centrales con los que investigo acerca de todos estos personajes, sin embargo actualizados, pero también utilizo artistas visuales contemporáneos que trabajan la pintura, la ilustración en general, o el vídeo y la fotografía, como Madeline von Foerster, o Nicola Costantino".

Pintura del simbolista Gail Potocki.
Entre estos últimos, podemos citar, además, a Bansky, quien ha plasmado su visión particular del conde vampiro en el mismísimo Big Ben londinense, muy en la línea del australiano Stormie Mills, del que ya hablamos en otra ocasión, o a Gail Potocki, gran revisitador de los clásicos con antiguas técnicas aplicadas a nuestro siglo.

Al final, podemos concluir en que este equilibro de fuerzas tan opuestas -la luz y la oscuridad-, pero al mismo tiempo tan complementarias, arrastra a todo ser humano a un nuevo despertar de la conciencia, desde un punto de vista filosófico, ético e incluso moral. Y ahí radica la explicación del fenómeno vampírico -no la sumisión espiritual ni la magia póstuma de la que nos hablan algunos autores, sino la liberación del superyó mediante procedimientos intelectuales- como un componente de la sociedad nada desdeñable, siempre que éste sea sometido a juicios de valor contrastados, los cuales, como este blog y, en palabras de la propia Mitjans, "revalorizan lo fantástico y lo vampírico en la red, actualizando, visualizando y reflexionando sobre temas que son tan devaluados por la cultura dominante".


Si quieres consultar la primera parte de la entrevista, haz clic aquí.





© Del texto y traducciones, Fuera de Contexto. 2016.
© Mitjans Altarriba, Bernia: “La mujer vampírica: heroínas condenadas a la destrucción”, en el MOOC Mujeres coraje. Maestras de la transgresión, UJI-Castellón (2015).
© Javier Prieto es periodista y criminólogo.